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Cosmogonía menfita
La cosmogonía menfita

Desde la fundación de menfis por el rey Menes, el clero del dios Ptah pujaba con el de Heliopolis. Antes de convertirse en una divinidad creadora, Ptah se fue cargando de muchas cualidades a lo largo de lo siglos. Representado de pie, vestido de una faja momiforme, la cabeza afeitada, sujetaba en sus manos un cetro compuesto de los signos de la vida, la duración y la estabilidad.

Ptah era orfebre y escultor, y por ello representaba la corporación de los artesanos. Inventor de las artes y técnicas, fundía sus creaciones en un crisol. Poco a poco fui asumiendo las funciones de Sokaris, el protector de la necrópolis menfita y se transforma en Ptah-Sokaris, después las de Osiris y se convirtió entonces en Ptah-Sokaris-Osiris y finalmente, con el nombre de Ptah-Tatenen, fue el fundador de Menfis.
Tatenen, la tierra que se levanta era en Menfis el Demiurgo. Como en todos los cuentos mitológicos, la historia empieza con el Nun. Aun cuando nada le iba preparando para ello, el Nun notaba una vida moverse dentro de el y esta fuerza apareció bajo la forma de un montículo saliendo de las aguas originales. Esta fuerza, le Tatenen era el lugar donde se iba a fundar el mundo. Ptah se apropio también de Tatenen que así paso de ser un dios local a ser dios creador.
El pensamiento menfita, de lejos el mas intelectual de todos, nos ha dejado muy pocas huellas. Efectivamente, tan solo un documento nos habla de la cosmogonía menfita. Este documento, una estela, data del reinado de Chabaka, faraón de la XXVª dinastía. Además, se trataría, como lo relata la introducción, en realidad de la traducción de un papiro mucho mas antiguo:
“un viejo manuscrito comido por los gusanos y que no se podía leer ya del principio hasta el final”La concepción de los sacerdotes de Ptah según la cual el dios había creado los dioses y los hombres por el verbo después de haberlos concebido por su inteligencia demuestra un análisis muy fino del mecanismo del pensamiento. Efectivamente hay que saber que para los egipcios, el corazón era el centro del intelecto. Este elaboraba un deseo y el verbo materializaba la orden dada. Así, Ptah por la acción de su verbo ha dado la vida a los primeros dioses y hombres. De la misma manera había concebido en su corazón las ciudades, los árboles, los animales, y todo lo que vivía en la tierra y, por la palabra expresada, les había alumbrados. Como el escultor ejecuta una estatua a partir de la materia prima, Ptah, a partir de la materia que era su inteligencia, había creado los seres y todas la formas del universo. El simple hecho de nombrar las cosas les hacía existir, de allí viene la importancia capital del nombre en la vida de los egipcios. Eso significaba que las cosas solo existían porque tenían un nombre propio. Y es cierto que el nombre parecía para todos como una segunda creación, un segundo nacimiento que le permitía existir, con el simple hecho de pronunciarlo, en la vida terrenal como en la vida en el mas allá. Un ser vivo que no hubiera recibido un nombre en su nacimiento no era nadie para los demás y el peor castigo que se podía dar a una persona que no había respetado la regla de Maat, era de suprimir su nombre o de modificarlo.
Sin embargo uno de las mayores ideas del pensamiento egipcio y que contribuyó a que esta civilización durará tanto, fue su capacidad de integrar ideas nuevas con nociones antiguas y así, en vez de destruirlas, las enriquecían en muchos aspectos. El egipcio antiguo no abandono nunca las ideas que sus predecesores habían elaborado y que eran el fruto de una lenta y juiciosa reflexión. Todas las especulaciones precedentes que habían construido Egipto no se debían eliminar sin consideración. Por ello, el clero menfita procuró encontrar analogías mas propicias, mas tangibles para expresar una verdad que estaba encima de las imágenes. Así como se había imaginado la creación a partir de la semilla de Atum producida por su mano, se imagino que los dientes y los labios de Ptah tenían el mismo papel. Finalmente, los dos cleros se unían ya que estaban de acuerdo con decir que el dios creador había creado todo el mismo:
"su eneada esta delante de el como sus dientes y sus labios, es decir semilla y mano de Atum. L’eneada de Atum había nacido antes por su semilla y su mano y l’eneada es los dientes y los labios en la misma boca que ha nombrado todas las cosas por su nombre, de donde han salido Shu y Tefnu y que ha creado la eneada.”
Con el fin de darle mas credibilidad, los sacerdotes de Menfis le otorgaron un a familia: Sekmet fue su consorte


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y Nefertum su hijo, el dios niño del loto.

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Esta familia apareció muy tarde, cada uno disfrutando con anterioridad de un culto propio e independiente.
Ptah había pues, competido con Ré, el gran dios de Heliopolis pero hizo más aún ya que en la época ramesida, se impuso, al lado de Amón. Así en una estela encontrada en Abu Simbel, erigida por Ramses II, encontramos todo lo que el dios menfita había hecho por el:
“Soy tu padre que te ha engendrado entre los dioses, de tal manera que tu cuerpo entero es el cuerpo de los dioses”.
Es probable que el soberano, a parte de la parte teológica haya querido poner en su lugar al clero de Amón que se había vuelto muy exigente.
Un manuscrito de Tebas (hoy día en el museo de Berlín) canta las alabanzas a Ptah. Este himno que probablemente se cantara en un templo pequeño de Karnak(ver foto diosa Sekmet) prueba que los sacerdotes han intentado acoplar sus pensamientos con otras teologías completamente diferentes. Este esfuerzo de sincretismo que nos parece imposible, es una acción egipcia muy original. Una serie de actos atribuidos a Ré o Amón, están otorgados a Ptah:
“Brillante que cuida de la vida de los dioses,
Radiante que se levanta en su horizonte,
Que alumbra el doble país de su gracia, Señor de la luz,
Brillando de esplendor cuando se levanta en cada ojo,
Vivo que abre las tinieblas, disco solar que resplandece.
Has cazado tinieblas y oscuridad
Con los rayos de tus ojos….
Se despierta el que crea el viento
Para hacer respirar la garganta con el soplo de su boca
En Paz!
Saludos a ti, Ptah-Tatenen,
Dios grande de forma tapada.”

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